jueves, 22 de enero de 2015

El apocalipsis del s.XXI


El otro día me plantearon en clase: “¿Nunca os habéis planteado que pasaría si dos satélites de estos que conectan todos nuestros ordenadores y medios digitales, se chocaran y sufriéramos una pérdida de todo lo que tenemos guardado de forma digital?”
No sé muy bien si en caso de que dos satélites se choquen nuestros ordenadores, móviles y otros mil millones de aparatos digitales que nos hacen la vida “más fácil” explotarían dejándonos sin todo lo que tenemos dentro.
Pero de algo estoy segura, si algún día nuestros aparatos digitales explotan perdiendo todo lo que hay dentro, será como si a nuestros abuelos les robaran esa caja de metal que guardan en un segundo cajón de una mesilla marrón en la que dentro creemos que solo hay millones de papeles viejos. O se quemaran esos álbumes marrones, en los que un plástico muy frágil cubre cada una de las fotos de bodas, juegos, bautizos… de hace años.
Explotarían nuestros recuerdos. Desaparecerían e-mail, fotos, escritos…
Creo que si pasara, que si todos nuestros medios explotaran y no pudiéramos vivir durante un largo tiempo sin medios digitales, podríamos jurar que estaríamos viviendo el apocalipsis.
Tal vez tiene razón mi profesor, y deberíamos comenzar a apreciar de nuevo el papel, el olor de una goma de una nueva, el tacto de una fotografía impresa, la ilusión de abrir el buzón y encontrar una carta, que no sea del banco.
Porque puede ser que los satélites no se vayan a chocar nunca, pero estoy segura, que mi ordenador, con todo lo que tiene dentro, no durara tanto como la caja de metal o los álbumes de nuestros abuelos.


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